“ Venecia es como comerse de golpe una caja entera de bombones de licor ”- Truman Capote
Venecia es sinónimo de romanticismo y de misterio. Rodeada de canales y la gran variedad de barcos que la navegan. Como aquel a bordo del cual estamos viajando. No es una embarcación muy grande y los pasajeros con nuestras valijas nos apretujamos en su interior. Mientras vemos por las ventanillas como el agua de la gran laguna sube y baja a un ritmo constante.
Es el mes de Febrero y las nubes se empeñan en tapar el sol. Por lo que acurrucarse en el interior del barco junto a otros turistas también envueltos en sus camperas y abrigos no es tan desagradable. Detrás nuestro va desapareciendo el aeropuerto al cual arribamos. Es entonces que, cuando el cansancio acumulado y el movimiento rítmico nos estaban por dormir, la vimos frente a nosotros. Llegamos a Venecia.
Un par de horas más tarde ya estamos acomodados y bañados. A pesar del agotamiento del largo viaje salimos a recorrer la ciudad de noche. Es que Venecia te llama a eso, a recorrerla. Al estar en la ciudad no es posible quedarte quieto mucho tiempo, uno tiene que salir a caminarla, a vivirla y tratar de descubrir sus secretos. El reflejo de las luces sobre el agua de los canales, los pequeños y cálidos restaurantes y algunos mercados aún abiertos conforman una postal hermosa.
A la mañana siguiente, luego del desayuno nos disponemos a recorrer la ciudad más en profundidad. Comenzamos cerca de la estación de trenes, donde reservamos nuestro hotel, y nos dirigimos a los barrios de Santa Croce y San Paolo en el centro de la isla. Caminamos sin un rumbo fijo y nos perdemos por el laberinto de callecitas que discurren por toda la ciudad.
Creemos que caminar por estos callejones, apartados del corazón más turístico de la ciudad, es una de las mejores formas de sentir Venecia. Porque en cada giro, esquina o puente se puede encontrar algo distinto y mágico. Un pasaje diminuto que conecta una calle con una plaza interna. Un balcón desbordado de flores rojas que contrastan con la pared desgastada por los años. Una señora que vuelve de hacer las compras y entra a su casa por una puerta que nadie sabe con certeza cuantos años tiene.
Eventualmente llegamos al Rialto. Sus mercados son un festín para los ojos. Los colores de las frutas, verduras y especias se mezclan con los edificios, el suelo de adoquines y la proximidad de El Gran Canal. En el mercado de peces se puede apreciar también la pesca del día al estilo del mediterráneo. Todo esto claro está, acompañado por el parloteo de vendedores y clientes en italiano.
A pocos metros se impone el concurrido Puente del Rialto. El más famoso de los tres puentes que cruzan el Gran Canal y el camino para poder llegar a la Piazza San Marco. Sobre el puente se agolpan pequeñas tiendas. Las cuales en su mayoría venden las obras de vidrio fabricadas en la isla de Murano. Al ser un punto clave de la ciudad suele estar desbordado de gente. Y así continúa hasta llegar a la popular Plaza San Marco.
Febrero en Venecia es sinónimo de Carnaval y por todos los rincones de la plaza se pueden ver personas disfrazadas. Este es uno de los pocos momentos en los que un turista puede caminar con una máscara sin que resulte extravagante.
Las amarras de las góndolas frente a la plaza conforman un hermoso paisaje, al igual que el puente de los suspiros. Este famoso puente se encuentra detrás del Palazzo Ducale y lo conecta con el Palazzo delle Prigioni, antigua prisión de la ciudad. Uno de los detalles que puede pasar desapercibido y que vale la pena mencionar es el reloj en la Torre dell’Orologio, situada a la izquierda de la Basílica de San Marco (si se la mira de frente). El mismo data de 1499 y es uno de los pocos relojes del mundo que muestran los números del 1 al 24 en lugar de 1 a 12 como los conocemos hoy en día.
Finalmente en nuestro último día compramos un boleto diario para viajar con los vaporettos. Estos serían como los buses de Venecia, y nos sirvieron para llegar a las islas de Murano y Burano. La primera es famosa por albergar a los artesanos que trabajan el vidrio para crear verdaderas obras de arte. Antiguamente los trabajadores tenían prohibido abandonar esta pequeña isla bajo pena de muerte para resguardar los secretos de su arte. Hoy en día es posible acceder a algunos de los talleres y apreciar el trabajo de los maestros artesanos.
Burano por su parte contrasta con Murano y con Venecia por los vívidos colores de las fachadas de sus casas. Es una perla que vale la pena descubrir y es agradable caminar por sus pintorescas calles.
A la mañana siguiente tomamos nuestras valijas y nos fuimos a la estación de trenes para continuar nuestro viaje. Nuestro próximo destino: la ciudad de Verona.
Ayuda al viajero:
Cómo llegamos: llegamos a Venecia por avión al aeropuerto Marco Polo. De allí mismo nos tomamos un barco de la línea naranja de la compañía Alilaguna. Nos bajamos en la parada Guglie que era la que más cerca nos dejaba del hotel. Los tickets los compramos en el momento en la boletería del puerto. Para más información sobre las líneas de transporte, horarios y precios pueden consultar su página en español: http://www.alilaguna.it/es
Cómo nos fuimos: en tren desde la estación de Venecia llamada Venezia Santa Lucia. Importante! Si van a llegar a la ciudad en tren no se confundan con la estación Venezia Mestre. Ya que esta última se encuentra en el continente y no en la isla de Venecia.
Cómo fuimos a Murano y Burano: nos tomamos el vaporetto en la estación Fondamente Nove ubicada en el norte de la ciudad. Las líneas que van a Murano son la 4.1, 4.2 y 12. Luego en la estación Faro de la isla de Murano nos tomamos el vaporetto número 12 para ir a Burano. Con esta misma línea se puede volver desde Burano directo a la isla de Venecia. En el siguiente link pueden ver el detalle de todas las líneas: http://www.actv.it/sites/default/files/ultimamappa.pdf
Dónde nos hospedamos: Hotel Universo Nord SRL. Buena relación precio calidad. Nos hospedamos en este hotel en dos oportunidades (2013 y 2016) y nuestra experiencia fue buena. Es austero pero limpio y la ubicación es excelente (a pocos metros de la estación de trenes). El personal nos atendió siempre muy bien y el día del check out nos dejaron guardar nuestras valijas en un cuarto reservado para esto. Muy recomendable. Si quieren entrar a ver el hotel y hacer una reserva lo pueden hacer desde aquí.
Estadía recomendada: el recorrido que contamos es de 2 días y 3 noches. Con dos días completos y muchas ganas de caminar es posible recorrer la ciudad. Esto es, llegar a la mañana, recorrer Venecia y al día siguiente hacer las islas Murano y Burano.
Restaurante recomendado: nos gusto mucho la Trattoria da Gigio, situado en el distrito de Cannaregio. Un pequeño restaurante muy acogedor con buena comida y atención. Para ver la ubicación en Google Maps hace clic aquí.
Sobre el paseo en góndola: las góndolas son uno de los iconos de Venecia y por eso su elevado costo (un paseo cuesta entre €80 – €100). Una opción económica si quieren navegar por el Gran Canal y tener otra vista de la ciudad es tomar el vaporetto (ferry). No es tan romántico, pero el costo es mínimo en comparación.
Maca
Genial el blog!! Me encanto, fotos una más linda que otra y datos súper útiles!!! Muy entretenida la lectura! Gracias por compartir!
elmundodeados
Hola Maca! Muchas gracias por tus lindas palabras! Nos alegra que te haya gustado y esperamos tenerte seguido :)
MARIA
QUIERO VOLVER A ITALIA , POR SUPUESTO VENECIA ES INELUDIBLE , GRACIAS POR SUS ARTICULOS , ME VIENEN BARBARO !!
elmundodeados
Hola María!
Si, a Italia siempre dan ganas de volver :) y Venecia es hermosa.
Gracias por tu comentario!!
Servia Loza
Como siempre, entretenido, didáctico y ameno, besos chicos, los quiero! :D :D
elmundodeados
Hola! Gracias por tu mensaje, nos pone muy contentos!! :)