Y un día nos fuimos.
Así como así dejamos de vivir en Argentina. Metimos todo lo que pudimos en dos valijas llenas a reventar y cruzamos la puerta mágica del aeropuerto. Esa por la que la gente entra para salir en otro lugar del planeta.
Detrás nuestro quedaba toda nuestra familia que había ido a despedirnos, sin saber hasta cuando. Pero también quedaban nuestros amigos, nuestra historia, nuestro mundo conocido. Con sus virtudes y desastres, pero conocido, nuestro. Dejamos también olores y sabores que íbamos a extrañar más de lo previsto. ¿Quién hubiese dicho que un cañoncito relleno de dulce de leche en Londres sería el descubrimiento más emocionante de ese viaje? ¡A la mierda el fish and chips! Dennos una buena empanada de carne.
Pero no nos adelantemos.
Cuando llegamos al control de migraciones todavía estábamos tratando de recomponernos. Nuestra imagen debe de haber sido lamentable. Ojos rojos, nariz congestionada, una mochila pesadísima al hombro y una campera enorme en la mano. En abril, con 25°C. Cada tanto llegaba un nuevo mensaje de texto: “buen viaje! los queremos”. Y el torrente de emociones volvía a abrirse de par en par.
Delante nuestro, más allá del oficial de migraciones que nos miraba con cara rara, se abría un futuro incierto. ¿A dónde íbamos a parar? ¿De qué íbamos a trabajar? “Esto es una locura ¿qué estamos haciendo?”. Nos lo habíamos preguntado varias veces pero esta iba en serio. Estábamos a punto de saltar al vacío. ¿Y si el paracaídas no se abría?
Gracias a Dios todo funcionó. Vivimos la experiencia de nuestras vidas. Y hoy, 3 años más tarde, con nuestra aventura europea terminada, estamos felices de la decisión que tomamos.
Por eso queremos compartirles nuestra historia. De manera real, sin adornarla ni ponerle filtros lindos. No nos consideramos “el ejemplo a seguir”. No hay gurú que lo sepa todo sobre mudarse al exterior y viajar todo lo posible. Cometimos muchos errores, aprendimos y tratamos de mejorar. Después de todo, de eso se trata la vida. Pero quizá se identifiquen con algunas de nuestras experiencias. Y sobre todo esperamos motivarlos, no sólo a viajar, sino a ver la vida de manera distinta.
¿Y por qué no? La pregunta que disparó todo
– “Y vamos ¿por qué no?”
Estábamos los dos solos en nuestro departamento de Villa Ballester, partido de San Martín, Buenos Aires. El sol comenzaba a bajar y por las ventanas del 6to piso cada vez entraba menos luz. El invierno nos había dejado y los días se alargaban. Era fin de semana y estábamos haciendo fiaca en el sillón. Ceci pasaba fotos de lugares en Pinterest que por ese entonces le encantaba. Todas fotos hermosas por supuesto, de lugares increíbles. Y la expresión obvia, por parte de los dos, no tardó en caer: “qué lindo sería pode estar ahí”.
¡Quien nunca haya caído en esta frase que tire la primera piedra! Todos, en algún momento, seguro que la usamos. “Cómo me gustaría poder estar en…” “¡Cómo me gustaría poder visitar todos esos lugares!” “Qué lindo sería…” O cualquiera de sus variaciones. A lo cual siempre le sigue lo mismo: un sentimiento de resignación o reírse por haber dicho algo imposible.
Pero por alguna razón, ese día, en ese lugar, la respuesta fue otra: “Y vamos”. Y tras una pausa: “¿Por qué no?”. El sol ya había desaparecido por el horizonte y junto con él se podría haber ido la pregunta. Pero de nuevo lo impensado volvió a suceder: nos la tomamos en serio.
Ese día, para nosotros fue el comienzo del viaje. La pregunta que lo disparó todo. ¿Por qué? Porque cuando quisimos responderla no pudimos. Nos dimos cuenta de que no teníamos motivos suficientes para decir que NO. Al analizarlo seriamente, encontrábamos una solución posible a cada problema. “¿Y cómo vamos a hacer? Nos mudamos a Europa”. “¿Cómo? Tenemos conocidos en Alemania que nos pueden ayudar, preguntemos.” “Pero ¿cómo? Busquemos en la embajada si hay alguna posibilidad.” “Sí, ¡acá hay una Visa!”, etc.
Aprendimos a ver las cosas de otra manera. Considerar posibilidades a las que nunca le habíamos prestado atención por dar todo por sentado. Por asumir que las cosas eran así y ya está. Ese día nos cuestionamos a nosotros mismos y nos dimos cuenta de que las posibilidades existen. Pero que nosotros mismos nos ponemos los límites.
Y así empezó a formarse esta hermosa bola de nieve.
Eso fue en septiembre de 2015. En abril de 2016 estábamos llorando frente al oficial de migraciones.
Lo que dejamos
Hace poco Pablo estaba hablando con un amigo de la familia y surgió el tema de nuestros viajes. En un momento este amigo le confesó una conversación que tuvo con su papá poco después de que anunciamos que nos íbamos. En ella los dos se agarraban la cabeza y se preguntaban “¿Qué hacen? Tienen un buen trabajo, les va bien y están estables ¿por qué largan todo?”.
Y la verdad es que tenían razón. Lo que hicimos fue una locura. Teníamos todo resuelto y lo dejamos de lado. No porque no nos importara ni porque no nos hubiese costado mucho trabajo conseguirlo. Sino porque queríamos otra cosa. Nuestro corazón nos marcaba otro rumbo y por primera vez lo habíamos escuchado en serio. Suena muy cursi pero es como mejor podemos expresarlo. Vale la pena aclarar que a pesar de sus dudas (muy bien fundadas) nuestros padres y amigos sólo nos dieron palabras de aliento. Pero de esto vamos a hablar más tarde.
¿Qué fue lo que dejamos exactamente?
Llevábamos poco más de un año viviendo en el departamento de Villa Ballester. Nos habíamos mudado después de casarnos y por fin habíamos podido equiparlo más o menos como nos gustaba. Recién empezábamos a vivir juntos por lo que todo los tuvimos que comprar o construir nuevo. Teníamos también un auto que compramos usado y algo de ahorros. Pablo llevaba 3 años trabajando como ingeniero en una multinacional. El sueldo era bueno, el trabajo no tanto y quedaba lejos (1:30 hr de ida). Ceci es Directora de Arte y trabajaba temporalmente cada vez que se le presentaba un proyecto. Pero lamentablemente la industria audiovisual en Argentina no está muy desarrollada que digamos.
Con todo, teníamos nuestro departamento, auto y vivíamos todo lo tranquilos que se puede vivir en Buenos Aires. Bueno, todo eso lo dejamos. Excepto lo que entraba en las dos valijas y nuestros ahorros.
Pero todo eso son cosas materiales. Y como contamos en 10 cosas que aprendimos viviendo en el exterior, al final no lo extrañamos. De todo eso que cuesta dinero y que nos llena de preocupaciones todos los días no extrañamos nada. ¿Qué sí extrañamos? Todo lo otro que dejamos y en lo que no solemos pensar hasta que nos vamos. Los domingos en familia y los asados interminables con amigos. Los picaditos de fútbol y que un par de mensajes alcanzaban para armar una juntada. En fin, las experiencias. Los afectos. Eso también lo tuvimos que dejar, y fue lo más difícil.
Pero no nos fuimos así nomás. Estábamos a punto de cometer una “locura” pero eso no significa que hay que dejarlo todo a la suerte. ¿Y si nos iba mal? Por si acaso teníamos un plan B, una red de contención por si todo fallaba.
Pero de eso vamos a hablar en la segunda parte de esta serie.
Giselle
Tienen que sacar un libro! Me encanta la manera en que narran la historia
Guillermo
To be continued…. esperando ansioso……
Fabiana
Chicos me encanta esta historia y los felicito! Obvio que espero ansiosa el próximo post!
elmundodeados
Gracias!!! Que bueno que te gustó.
Eso nos re motiva a escribir el siguiente capítulo :)
Saludos y te esperamos en los siguientes post!!
Caro
Cuanta razón chicos! La famosa pregunta ¿Por qué no? Es la que te hace el click en la cabeza, como bien dicen uds, te das cuenta que no la podes responder, no podes justificar el no.
A mí me pasó algo similar, no al mismo nivel de uds, pero fue el inicio de mis viajes a Europa.
Siempre quise ir pero lo veía tan lejos, imposible. Hasta que una compañera de laburo me preguntó «¿Y por qué no vas?» Ahí hice click. No había respuesta para esa pregunta.
Ese mismo día me puse a organizar mí primer viaje y después no paré más.
Es increíble cómo una simple pregunta lo puede cambiar todo.
Voy a seguir muy de cerca estos post. Quiero migrar en cuanto me reciba y toda data/experiencia es bien recibida!
Son unos genios chicos!!!!
elmundodeados
Hola Caro!! Que genia, gracias!!
Si, tal cual. A veces se trata de ver las cosas de otra manera o “pensar fuera del molde”. Ya sea en los viajes como en la vida en general. Y cuestionarse algunas cosas que damos por sentadas sin analizarlas.
Que bueno que te haya gustado y esperamos seguir leyéndote :)