3 Años de Viajes ¿Cómo lo hicimos? Parte 2: preparando el camino.

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Para los que crecimos en el interior (o incluso en Gran Buenos Aires), había un evento que cuando pasaba causaba mucho alboroto y emoción: la llegada del circo. Por la calle pasaba un auto destartalado con un megáfono encima que anunciaba las funciones. Había panfletos pegados por todos lados y la radio local no paraba de promocionarlo. En nuestros ojos de niños era un espectáculo increíble. Lleno de actos de valor y audacia que sólo veíamos en la tele.

Si bien hoy en día condenaríamos algunas de sus prácticas, en mi mente infantil quedó grabado un acto en particular: los trapecistas. Esas personas que parecían volar por los aires sin miedo a nada. Desafiando la ley de gravedad y poniendo en riesgo sus vidas. Seguro que más de uno habrá dicho: “¡estos están locos!”. Y quizás alguno sí lo estaba, pero no era ese el secreto de su acto. Sí, necesitaban habilidad y entrenamiento. Sí, era arriesgado. Sí, requería de mucho esfuerzo. Pero estoy seguro de que ninguno de los que giraban en el aire por sobre mi cabeza de 10 años, salían al escenario sin chequear antes la red que había debajo.

Por más que la rutina haya estado minuciosamente planeada, algo podía fallar. En ese caso era necesaria una red de contención. Del mismo modo nosotros teníamos un plan, una idea de lo que íbamos a hacer. Íbamos a dejar la seguridad del suelo para dar saltos en el aire. Una locura. Pero hasta el más loco tiene alguna medida de seguridad, ¿no?

La red de contención

“¿Qué pasa si nos va mal?”

No queríamos pensar en eso. Nadie quiere pensar en eso cuando arranca un proyecto nuevo. Pero era necesario. Éramos optimistas y sabíamos que pasara lo que pasara sería una gran experiencia que nos iba a hacer crecer. Pero nuestra lista de seguridades terminaba ahí. Era un cambio rotundo ¿y si no nos adaptábamos? ¿y si no conseguíamos trabajo? Etc., etc.

Por eso tratamos de dejar todo más o menos como estaba. Una suerte de “stand by” que durase al menos los primeros meses. De esa forma tendríamos algo a lo que volver si todo fallaba. Así fue que el auto se lo dejamos al papá de Ceci, que le venía bien tenerlo y se hacía cargo de los gastos. El departamento pasó a ser habitado por el hermano de Pablo con un arreglo similar. En cuanto a nuestros ahorros sabíamos que había un límite hasta el que podíamos gastar. Llegados a ese punto tendríamos que comprar el pasaje de vuelta, no quedaba otra. Por último, contábamos con el apoyo incondicional de nuestras familias.

Así fue que nuestra red de contención quedó armada, y salimos a volar.

Los miedos

“Las mejores cosas en la vida están del otro lado del terror, del otro lado de tu máximo miedo”

Will Smith

El miedo es una de las principales barreras que tenemos en la vida. Te ata y te amordaza para que no puedas avanzar. Y lo peor de todo es que no es real. No existe, está sólo en tu cabeza y va con vos a donde quiera que vayas. Incluso al otro lado del mundo y sobre todo en un viaje. Y nosotros tuvimos miedo. Claro, ¿No habrás pensado que fue todo color de rosa? ¿no? Amig@, no todos los viajes son como se ven en Instagram ;)

Tuvimos miedo a que saliera mal, a que no nos adaptemos, a estar tirando todos nuestros ahorros a la basura, etc. En el momento en el que Pablo renunció al trabajo sintió alivio, una liberación hermosa. Pero esa misma noche la cabeza le iba a mil, con todos los miedos dando vuelta.

Algo que aprendimos de todo esto es que Will Smith tiene razón: las mejores cosas están del otro lado de tus miedos. Lo vivimos. Pero no está mal tener miedo, es una parte fundamental de nosotros y te mantiene alerta. Lo que está mal es dejar que te coma. Rendirte ante tu propio miedo e inventar excusas para justificarlo.

Estoy seguro de que los trapecistas también tenían miedo. Pero en lugar de quedarse agarrados al poste de la carpa salían a enfrentarlo y todos los admirábamos por eso.  ¿Hay algún miedo que te ata y no te deja avanzar?

La familia y amigos

Esta sección es más un reconocimiento que un capítulo en la historia. Si bien, nuestras familias y amigos jugaron un papel fundamental en toda esta aventura.

Tenemos familias y amigos de hierro que nos ayudaron tanto y nos demostraron un amor tan grande que no estábamos preparados. No es que no lo supiéramos ya, pero verlo tan latente en todas sus muestras de afecto fue una cachetada. Nuestros padres nos apoyaron en todo momento. Aunque les dolía muchísimo nuestra partida nunca nos pusieron en duda. Y aunque tenían sus propios miedos y dudas (bien fundadas) nunca nos pusieron trabas. Pero de esto ya hablamos en el post anterior.

Sabemos que hay viajeros que se enfrentaron a un panorama muy distinto. Tanto que fue un obstáculo psicológico a superar. Aniko Villalba es un ejemplo y lo cuenta en sus libros. Nosotros en cambio sabíamos que, si todo fallaba y teníamos que volver, nos iban a recibir con los brazos abiertos. Eso nos daba seguridad.

Y nuestros amigos se encargaron de hacernos llorar otro poco. Nos organizaron una fiesta de despedida y hasta ¡grabaron un video! Todavía lo tenemos guardado.

Esta fue la parte difícil. Porque, aunque está la tecnología, por Skype no se pueden dar abrazos…

Así fue, que como los trapecistas del circo tuvimos miedo. Pero lo enfrentamos y descubrimos la mejor experiencia de nuestras vidas al otro lado. Pero antes de saltar por los aires como locos armamos un plan, y por si fallábamos y caíamos al vacío pusimos una red de contención. Además, sabíamos que pasara lo que pasara teníamos a nuestras familias y amigos apoyándonos. Y que íbamos a poder contar con ellos para socorrernos.

Con este post dejamos definitivamente Argentina y subimos al avión. En el próximo artículo pisamos Alemania y comienza la verdadera prueba. ¿Qué es lo que más te gustaría saber?

2 comentarios

  1. Lucia

    Aiii que hermoso chicos! Si obvio súper miedo pero tener una familia que apoye es muy importante para el gran salto! Quiero saber sobre su vida alla como hacían para ir de un lugar a otro avión? Auto? Para permanecer más tiempo del «turista» permitido. Un abrazo!!

    • elmundodeados

      Hola!! Gracias! 😊
      Vivimos 3 años en Alemania porque a Ceci le salió la ciudadanía polaca. Pablo tenía visa de trabajo pero después pudo sacar la residencia. Para viajar avión y tren sobre todo.
      Pero para más detalles hay que esperar al próximo capítulo! Jeje
      Saludos!

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